Nuestra mirada
Cuando habitamos con consciencia todas las dimensiones del cuerpo, abrimos un camino hacia el contacto profundo con la vida.
Desde la Bioenergética, comprendemos que el ser humano tiene una primera y una segunda naturaleza. La primera naturaleza es nuestra esencia o núcleo: energía vital, alegría y amor empático, latentes en cada ser, al igual que en una semilla se encuentra todo su potencial para ser desplegado. La segunda naturaleza, en cambio, se forma como una coraza: un conjunto de defensas que surgen cuando las emociones no encuentran espacio para expresarse y quedan retenidas formando tensiones musculares crónicas.
Nuestro propósito es estimular la vitalidad innata para que recupere su pulso orgánico, permitiendo habitar el cuerpo con presencia y darle lugar a la expresión emocional. A través de este proceso, las narrativas que moldean la identidad pueden actualizarse y transformarse.
Cuando nos cerramos por miedo, el pulso vital se endurece, disminuye y, en casos extremos, se bloquea por completo. La expresión emocional libera lo retenido, devolviendo movimiento y espontaneidad. Así, al restablecer el pulso, volvemos a disponer de la energía y podemos vivenciarnos integrados al resto de la vida.
A través del contacto consciente, el enraizamiento, la expresión, el movimiento y la respiración, buscamos despertar los sentidos y abrirnos a sentir. En nuestra experiencia, el aislamiento, la desvitalización o la depresión pueden convertirse en caminos que nos conduzcan al centro del corazón.
Consideramos que para poder acompañar a otras personas en este proceso, es necesario primero atravesarlo. Por eso, nos comprometemos a generar aprendizajes vivenciales que permitan recuperar la experiencia de ser la unidad cuerpo-mente-emoción. Aprender a registrar el flujo constante de expansión y contracción en cada respiración y cada latido. Percibir la circulación de la sangre y los líquidos en el plano físico y, en el plano energético, sentir la vibración y carga magnética que nos atraviesa.
A lo largo de más de 17 años, desarrollamos en Argentina una Bioenergética con identidad propia. Si bien nos mantenemos fieles al legado de Alexander Lowen, nuestra formación incorpora el trabajo grupal como eje central. Creemos que la grupalidad potencia los procesos individuales, generando un campo de resonancia que amplifica el aprendizaje y la experiencia.
Además, integramos herramientas que enriquecen el abordaje desde el cuerpo y la energía, como el ritmo, la melodía y la danza. Nuestra formación es eminentemente práctica y experiencial. Se trabaja desde la vivencia propia y la de los compañeros, y es desde esa vivencia que luego se aborda la teoría. Año a año escuchamos a los estudiantes y estamos atentos a ampliar o ajustar los contenidos para que el proceso siga siendo orgánico y enriquecedor. Nos mantenemos abiertos a todas las disciplinas que puedan nutrir este trabajo, porque entendemos que el crecimiento y la transformación son movimientos propios de lo vivo.